El terror es un género que ya varios años está en alza, y podemos decir que desde la aparición del nuevo cine oriental no ha parado de dispersarse por América y Europa, todos los nuevos autores se esmeran por presentarnos reversiones de la formulas impuestas casi 50 años antes que ellos, es por esto que cada vez mas seguido vemos esfuerzos desesperados de innovar, pero esta innovación genera híbridos difíciles de procesar es el caso de las películas en cuestión que se olvidan que el cine mas que una experiencia es una evolución de contenidos que desencadena o deja ver conjeturas sobre un caso particular, un individuo o una sociedad.
REC y Cloverfield son películas que privilegian la sensación, claro que es una experiencia rica de recursos – sonoros y visuales – pero esta experiencia es vacía, solo quiere golpear los sentidos y expectativas, por tanto no nos construye una película cinematográfica. De esto se encarga la cámara observador (en 1º persona), que tiene un antecedente en Blair Witch Project (USA, 1999), donde asistimos a los sucesos, mas bien nos introducen a los acontecimientos, se transforma entonces esta película en un documental pero que clase de documental ¿tiene como objeto ser sensacionalista?, es ese el pecado que cometen las películas que ocupan esta técnica, bastante trillada por lo demás, no se hacen cargo del instante de realidad que generan pues se abandonan el mundo en el que se desenvuelven. Nunca una película debe generar mundos posibles de los cuales no se hace responsable, ateniéndose simplemente a la vibración que genera a primera vista la formula ocupada. Es necesario bajo mi punto de vista ser responsables de aquellos productos que germinan mediante la exposición y combinación de lenguajes en el cine contemporáneo, para así no producir cine a todas luces sensacionalista y desechable.
Muy interesante tu análisis.>Saludos!>Hernán.
que paso con tus pelis al costado?>eran buena fuente de inspiración>a proposito de Rec>me parece extraño que llegue al arte alameda, pero en fin.>saludos